Entre finales del II milenio e inicios del I milenio a.C. los grupos humanos del sureste de la Península Ibérica experimentan cambios en la organización económica y social.
Se produce un incremento de las redes de intercambio, especialmente las que se realizan por vía marítima, asociadas al desarrollo de la metalurgia, en cuanto a la fabricación de útiles y armas de bronce y plata.
Urna ovoide con dos tetones |
Urna ovoide con dos asas |
Este proceso, está intimamente ligado a nuevas aportaciones culturales, de procedencia muy distinta; europeas y meseteñas primero, y, posteriormente, de pueblos mñas avanzados del Oriente mediterráneo, como los fenicios, provocando cambios en las formas de vida y en los rituales funerarios.
La cerámica muestra en esta etapa novedades importantes debido a la influencia de los cercanos asentamientos fenicios, como la introducción del torno y, a partir del siglo VIII a.C. la adaptación de formas inspiradas en modelos orientalizantes.
Fragmento de Gran Vaso |
En la metalurgia, las innovaciones tecnológicas revelan un mayor conocimiento de la elaboración de utensilios de cobre y bronce. De manera temprana, a finales del siglo VIII e inicios de VII a.C. existen evidencias del trabajo del hierro (El Castellar de Librilla) y de la plata, así como su introducción en los circuitos de comercialización de productos de lujo y de prestigio del Mediterráneo.
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