jueves, 22 de enero de 2015

CRISIS FINAL DEL IMPERIO

Los últimos siglos del Imperio Romano muestran una situación de decadencia general, que conduce al estancamiento económico y a la consolidación de las desigualdades sociales.

La vida se desarrolla en condiciones cada vez más precarias, en creciente aislamiento cultural y material. Por lo general, las herramientas y objetos necesarios eran producidos en el ámbito doméstico o elaborados por un artesanado local.

La economía y, en general, la vida cotidiana muestran fuertes contrastes. Sobre una base eminentemente agrícola, descansa un sistema de intercambios a larga distancia que integra todo el Mediterráneo, basado en productos de primera necesidad, en algunas producciones artesanales (platos decorados y lámparas en cerámica o metal) y en los objetos de lujo.

El sistema monetario basado en el oro servía principalmente a las necesidades acumulativas de la élite y a las exigencias fiscales del Estado. La mayoría de la población utilizaba moneda fraccionaria, devaluada de manera continuada y que el Estado acuñaba en cantidades insuficientes.

Por estos motivos, a lo largo del siglo V d.C. El Estado y la sociedad romana experimentaron una crisis profunda, a los que se le sumaban las usurpaciones de pretendientes al Imperio, las amenazas militares en todas las fronteras y la creciente autonomía de las aristocracias provinciales. Estos factores se vieron agravados por el asentamiento de poblaciones bárbaras en el Imperio.

Mapa en el que se representan las invasiones bárbaras.


En Hispania, la autoridad imperial se mantuvo en el litoral mediterráneo hasta un momento avanzado del siglo V d.C., pero los sucesivos asentamientos bárbaros y la constitución del reino visigodo crearon una situación política, socioeconómica y cultural muy compleja en la que la tradición romana perdura.

El intento visigodo de consolidar su dominio durante el siglo VI d.C. Chocará con las repetidas crisis dinásticas y la expansión bizantina que invadirá y se hará fuerte en el Sureste peninsular y parte de Andalucía.


El poder bizantino se mantuvo hasta el 620 d.C. Cuando su principal ciudad y último reducto, Carthago Spartaria, fue conquistada y destruida por los visigodos.

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