jueves, 22 de enero de 2015

CALCOLÍTICO: PUEBLOS EN CRECIMIENTO.

El Calcolítico es el periodo comprendido entre mediados del IV milenio y el II milenio a.C. Caracterizado por las primeras manipulaciones del metal.

Se introduce una serie de innovaciones, fruto de la evolución interna de las sociedades peninsulares, en el ámbito de la economía y la organización política y social. La economía se asienta en una ganadería, compuesta por ovejas, cabras, cerdos, caballos y ganado vacuno, y una agricultura plenamente desarrollada, capaz de intensificar la producción de cultivo de cereales, leguminosas y lino, coincidiendo con el desarrollo de redes de intercambio más regulares y amplias con sociedades más avanzadas del Mediterráneo central y oriental, y con el desarrollo de la metalurgia del cobre.

Conjunto de piezas. Calcolítico.

La evolución de las bases de subsistencia se acompañó de un incremento demográfico que condujo a la creación de poblados de caracter más estable. Los poblados calcolíticos son de gran tamaño, situados en lugares de fácil defensa, bien comunicados y protegidos por sistemas fortificados, con torres y murallas. Junto a este tipo de poblados principales, aparecen aldeas de explotación agropecuaria, que carecen de sistemas defensivos y pierde paulativamente su caracter estacional. Las viviendas son generalmente unifamiliares, eran construcciones sencillas, usualmente de planta circular, que disponían de estructuras de almacenamiento o silos.

Todos estos procesos se reflejan en los primeros síntomas de diferenciación social y organización política, evidentes por la distinción existente en los patrones de asentamiento y ajuares funerarios.

Izq. Puñales de pedúnculo. Der. Punzones. Cobre.

En cuanto al dominio del metal, los primeros indicios de experimentación con metales se sitúan en Próximo Oriente, hacia finales del V milenio. En Europa estas experiencias no se documentan hasta el IV milenio, en el norte de los Balcanes y en el Sureste de la Península Ibérica; desde estas regiones, la metalurgia se difundiría por el resto del continente. El temprano origen de la metalurgia en el Sureste peninsular responde a la existencia de una gran riqueza minera.


El trabajo del metal supone un cierto nivel de conocimientos y destrezas técnicas que se alcanzaron gracias al dominio previo de las técnicas de elaboración de la cerámica. Una vez extraído el mineral, se transportaba al poblado, donde se fundía en pequeños hornos, que en el caso del Sureste se trata de vasijas-hornos (crisoles), que se colocaban en agujeros semiexcavados en el suelo. A veces contaban con una cámara exterior de reducidas dimensiones a modo de chimenea y toberas, y fuelles para regular la entrada de aire. Los objetos producidos con más frecuencia eran punzones, puntas ''palmela'', anillos y brazaletes.

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